sábado, 28 de marzo de 2015

Ciudadanía y Sociedad Civil. Análisis (May Vázquez)



I


Participar es condición indispensable para “ciudadanizarse” y construir ciudadanía es construir sociedad civil. Democratizar depende de lo que se entienda por democracia, pero también de qué se entienda por sociedad civil y por ciudadanía.   Las opiniones primeras sobre los hechos sociales se presentan como una colección falsamente sistematizada de juicios de uso alternativo, èstas prenociones, “representaciones esquemáticas y sumarias” que se “forman por la práctica y para ella”, reciben su evidencia y autoridad de las funciones sociales que cumplen. A la sociedad civil se le identifica con todo lo que no es Estado y, más recientemente, con lo que no es mercado, y se le usa también como sustituto de pueblo.  La democracia es algo  abstracto como un modo de vida o algo tan concreto como un procedimiento para elegir gobernantes. Ciudadanía, finalmente, se usa para referirse a los “ciudadanos” (otra generalidad). Método democrático es aquel sistema institucional para llegar a las decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto del pueblo. Democracia es, pues, participación. Es el momento de hablar de la sociedad civil.   Sociedad civil  El término “sociedad civil”, lo hemos dicho al principio de este trabajo, carece, en amplios sectores de la población, de significado preciso. Abordar pormenorizadamente el tema supera con mucho los límites de este trabajo, de modo que nos permitiremos ofrecer sólo algunas afirmaciones, señalando a los autores que las inspiran.   En regímenes autoritarios, por ejemplo, los partidos políticos son parte de la sociedad civil en tanto que articulan luchas por la defensa de los derechos políticos y por la vigencia del estado de derecho. Lo mismo puede decirse de los sindicatos y de las asociaciones profesionales, que en la defensa de la libertad de asociación crean los primeros espacios de autonomía social en muchos países. En cambio, en democracias estabilizadas los partidos políticos suelen separarse progresivamente de la sociedad civil e integrarse cada vez más en el sistema político. Si bien continúan siendo siempre una mediación entre la sociedad y el Estado, tienden por su propia naturaleza a cerrarse relativamente a la participación civil. Por su parte, los sindicatos y asociaciones patronales pueden constituirse en meros grupos de interés sin mayor preocupación por el resto de la sociedad e integrarse en estructuras corporativas que representan un modo poco civil de integración política.Así pues, ciudadanía implica “que vayan a la par” la racionalidad de la justicia (el Derecho) y el sentimiento (pero activo) de pertenencia a una comunidad (la práctica). Un Derecho, por cierto, cuya legitimidad ha sido constituida históricamente por las “demandas y luchas emancipatorias de los ciudadanos”  y que luego ha sido reconocido por los Estados. La ciudadanía contiene, sin duda, referentes territoriales y jurídico-políticos “pero consiste sobre todo en una actitud o posición, la conciencia de pertenencia a una colectividad fundada sobre el Derecho y la situación de ser miembro activo de una sociedad política independiente”. Así, la ciudadanía supone participación social e integración de los ciudadanos, cuya función es responsabilizarse del funcionamiento de las instituciones representativas de los derechos.


Fuente:

● Sociedad civil y ciudadanía en el cambio social Memorias 

https://www.google.com.mx/url?sa=t&source=web&rct=j&ei=AoAXVcPCFNDXoAScxIHoBQ&url=http://www.cemefi.org/congreso/images/stories/MEMORIA_X.


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